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Que es la Teoría Biosocial

Propuesta por Marsha Linehan (creadora de DBT), hace referencia a que los problemas conductuales de quienes padecen el trastorno limite de personalidad (TLP), tienen su origen en la desregulación emocional de los pacientes.

Comprende que la desregulación emocional es producto de la interacción de 2 factores; la vulnerabilidad biológica (un componente genético, el cual es hereditario) y un ambiente invalidante (las condiciones de vida en que se desarrollo y desarrolla el paciente).

La vulnerabilidad biológica, puede asociarse a lo que los psicólogos denominamos el temperamento, es decir, rasgos de personalidad que son producidos por factores biológicos y de origen genético, entre ellos algunas características fundamentales que se presentan en el TLP:

  1. Alta sensibilidad a estímulos
  2. Respuestas de alta intensidad
  3. Dificultad para volver a un estado de calma

Debido a estos rasgos los pacientes con TLP suelen ser más sensibles que los demás a los estímulos emocionales, sobretodo cuando estos tienen un matiz negativo, lo que los hace responder de manera más intensas a situaciones que otras personas no responderían con tal intensidad. Y además, les resulta más complejo que a los demás volver a un estado de calma.

Por otra parte, tenemos el ambiente invalidante, este refiere a las condiciones ambientales que generalmente responden de forma inapropiada, errática o extrema a las experiencias internas de las personas. Afectando de este modo la manera en que se vive y experiencia las emociones. Las consecuencias son un mal manejo de las propias emociones, al tener dificultades para reconocerlas y expresarlas.

Las características que identifican un entorno invalidante son variadas pero las que podemos señalar principalmente son en primer lugar el rechazo a las respuestas del individuo; esto hace referencia a que el entorno rechaza y no valida las respuestas de las personas ante diversas situaciones, enseñándole a autoinvalidarse y buscar respuestas en el exterior, como consecuencia no enseña a etiquetar ni expresar las propias emociones, mermando así la capacidad de autorregularse emocionalmente.

Una segunda característica, es el refuerzo intermitente de la escalada emocional, esto quiere decir que no se enseña a expresar las emociones o manifestar el malestar de forma adecuada. Se puede ver, por ejemplo, en entornos con violencia verbal, en donde gritar y expresar violentamente las cosas es la manera de ser escuchado.

Una tercera característica, es la sobresimplifación, que se puede traducir en un entorno que no enseña a tolerar el malestar, a fijar metas y manejar las expectativas, lo cual se traduce en una respuesta de alto nivel de frustración al fracaso.

Un ejemplo que ilustre estas características puede ser: Un niño de 7 años que adopta un canario de mascota, lamentablemente la jaula se queda mal cerrada y este escapa, el rompe en llanto por la situación a lo cual los padres le responden “no llores, solo era un pájaro, no es para tanto, después de compramos otro” ¿El llanto frente a la situación es una respuesta inadecuada? El encariñarse con su mascota y luego perderla ¿no es una situación que le pueda generar tristeza y pesar? Y en este caso el llanto es una respuesta coherente y adecuada. Pero la respuesta de los padres sobresimplifica la situación y rechaza la respuesta emocional del niño, invalidando así su experiencia. Ahora bien, esta situación aislada no determinara la vida del niño, pero una exposición recurrente y constante a situaciones como esta, en un entorno invalidante, pueden generar eventualmente dificultades que puedan terminar en desregulación emocional.