Una palabra que en los últimos años a aumentado ampliamente su popularidad es la de Mindfulness, se asocia generalmente con la respiración, con practicas orientales y asociada a monjes budistas. Si bien parte de esto es correcto, la practica del Mindfulness es más compleja que solo cerrar los ojos y respirar.
La palabra Mindfulness se suele traducir al español como “atención plena”, y a su vez es la traducción al inglés de la palabra sati, que en lengua pali quiere decir conciencia, atención y recuerdo. Consiste en una estrategia de meditación que busca conectarnos con el aquí y el ahora, generando consciencia de lo que pensamos, sentimos y hacemos en el momento presente.
El termino hace referencia a la practica en si, es decir, a ejecutar la antigua practica budista de la meditación, pero también a la experiencia genuina que se genera a través de ella; la consciencia plena.
Experienciar el Mindfulness implica un estado de contacto, que nos permite examinar quienes somos y cuestionar nuestra visión de mundo, como también cultivar nuestra capacidad de apreciar de forma plena cada momento de la vida, volviéndonos más conscientes de nuestro entorno y nuestro vivenciar.
Es un ejercicio que requiere practica y constancia. La practica diría de la meditación es la que facilita la observación, la aceptación y la suspensión del juicio sin pretender cambiar nuestros procesos emocionales y cognitivos, si no la manera en que nos relacionamos tanto con nuestras emociones, como con nuestros pensamientos, llevándonos cada vez a aceptarlos de manera plena, facilitando nuestro manejo y comprensión de los mismos. Lo mejor de todo, es que puede ser practicado en cualquier momento y lugar.
En un primer nivel de esta practica siempre se recomienda comenzar poniendo nuestra atención en nuestra respiración, lo cual permite focalizarnos y dar espacio, libre de juicios, para la expresión tanto de nuestras emociones como nuestros pensamientos, el cual es el primer paso para conocernos y aceptarnos.